La alegría de Abel y de toda su familia fue máxima cuando les comunicaron que había sido seleccionado por el club como jugador. Cuando, un mes después, Aura Fundació le informó de que el club también estaba contratando a gente para cubrir vacantes, no dudó en aplicar por la oferta, en la que también fue seleccionado. Es entonces cuando Abel reflexiona que, pese a las complicaciones y el sufrimiento que ha tenido que afrontar en su vida, ahora mismo está cumpliendo un sueño.

Las palabras de Abel rebosan de la sabiduría que te aporta la experiencia, y nos acercan a la esencia de lo que debería ser un trabajo decente e inclusivo. Reclama que las personas deben sentirse bien en los puestos de trabajo, y que deben sentir que el trabajo les genera valor. Reflexiona que dejar a las personas con discapacidad excluidas en casa, sin la oportunidad de aportar y sentirse útiles no beneficia ni a la persona ni a la sociedad. Esta reflexión queda patente en la filosofía cuando va a jugar al club de ir a demostrar sus capacidades e incluso a ganar: "a ganar la moral de la gente". A las personas empresarias les deja un mensaje: les aporta valor contratar a personas con discapacidad, se pueden sentir mejor.